Izanami, la creadora del universo

En el vasto universo de la mitología mundial, la mitología japonesa se distingue por sus narrativas ricas y complejas, llenas de dioses, diosas, espíritus y criaturas sobrenaturales. Entre estas figuras míticas, una que sobresale es Izanami, la diosa primordial y creadora. En este artículo, exploraremos su vida y leyendas, y trataremos de entender su influencia en la cultura y las creencias japonesas.

Izanami, la creadora en la mitología japonesa

Izanami, cuyo nombre se traduce como «la que invita», es una figura central en la antigua religión de Japón, conocida como Shintō. Junto con su consorte, Izanagi, es venerada como una de las deidades creadoras del universo. En la historia, Izanami e Izanagi son dos de los primeros Kami, un término que se refiere a los dioses o espíritus en el Shintō. Si bien existen muchos Kami en la mitología japonesa, estos dos son únicos debido a su papel en la creación del mundo.

En la cosmogonía japonesa, son responsables de dar forma a la tierra y de producir a los dioses y las diosas que habitan en ella. A través de su unión, estos dos dioses dieron origen a las islas del archipiélago japonés, así como a muchas de las deidades y criaturas sobrenaturales que figuran en la mitología japonesa. Izanami, en particular, es vista como la madre del mundo, y su legado se refleja en varios aspectos de la cultura japonesa.

La pareja creadora del mundo

Según el «Kojiki», la crónica más antigua de Japón, Izanami e Izanagi aparecieron después de que los dioses celestiales hubieran creado el cielo y la tierra. Se les otorgó una lanza adornada con joyas y se les envió a dar forma al mundo caótico. Al sumergir la lanza en el océano y agitarla, Izanami e Izanagi crearon la primera isla, Onogoro.

En esta isla, construyeron un palacio y celebraron su matrimonio. A través de su unión, dieron origen a las ocho islas principales de Japón y a una serie de deidades. Sin embargo, la felicidad de la pareja comenzó a desmoronarse cuando Izanami dio a luz a Kagutsuchi, el dios del fuego, lo que llevó a su muerte y eventual transformación en diosa del inframundo.

El nacimiento de las islas de Japón: el legado de Izanami

El papel de Izanami en la creación de las islas de Japón es un punto central en la mitología japonesa. Según las crónicas, después de crear la primera isla, Izanami e Izanagi se casaron y tuvieron muchos hijos, los cuales se convirtieron en las ocho islas principales de Japón. Estas islas son: Awaji, Iyo, Oki, Tsukushi, Iki, Toyo, Sado y Yamato.

En la mitología japonesa, cada una de estas islas está asociada con ciertos aspectos de la naturaleza y la vida. Por ejemplo, la isla de Tsukushi se dice que fue creada en honor a la diosa del sol, Amaterasu. Mientras tanto, la isla de Iki se supone que fue creada en honor al dios del mar, Raijin. De esta manera, la labor de Izanami en la creación de las islas de Japón es fundamental para entender la relación entre la naturaleza, las deidades y los humanos en la cosmovisión japonesa.

Los hijos de Izanami: dioses y diosas del panteón shintō

Después de su matrimonio, Izanami e Izanagi dieron a luz a numerosos dioses y diosas, quienes desempeñaron varios roles en la creación y el mantenimiento del mundo. Entre estos dioses se encuentran Amaterasu, la diosa del sol; Tsukuyomi, el dios de la luna; y Susanoo, el dios de la tempestad.

Amaterasu, en particular, es una de las deidades más veneradas en la religión shintō. Se cree que es la antepasada de la línea imperial japonesa y se la considera la máxima deidad del panteón shintō. Otros hijos importantes de Izanami incluyen a Oyamatsumi, el dios de las montañas; Haya-akitsu-hime, la diosa del mar; y Kaya-nuhime, la diosa de los pastos, árboles y granos.

El fatal parto de Kagutsuchi: el destino trágico de Izanami

La historia de Izanami toma un giro trágico con el nacimiento de Kagutsuchi, el dios del fuego. Durante el parto, las llamas de Kagutsuchi quemaron a Izanami, causándole heridas mortales. Antes de morir, dio a luz a otros dioses y diosas, pero finalmente sucumbió a sus heridas y murió.

El destino de Izanami causó gran dolor a Izanagi, quien decidió viajar al Yomi, el inframundo japonés, para traerla de vuelta. Pero el encuentro de Izanagi con Izanami en el Yomi marcaría un punto de no retorno en la relación entre estos dos dioses.

Izanami en el Yomi: el inframundo en la mitología japonesa

Después de su muerte, Izanami se convirtió en la diosa del Yomi, el inframundo en la mitología japonesa. Según las crónicas, Izanagi viajó al Yomi en un intento desesperado por rescatar a su amada esposa. Sin embargo, cuando finalmente encontró a Izanami, se horrorizó al descubrir que ella había comido la comida del inframundo y ya no podía regresar al mundo de los vivos.

El Yomi es descrito en la mitología japonesa como un lugar oscuro y tenebroso, donde las almas de los muertos viven en una existencia sombría. Con Izanami como su reina, el Yomi se convierte en un lugar de muerte y oscuridad, un reino que contrasta fuertemente con el mundo de luz y vida creado por Izanami e Izanagi.

El encuentro de Izanami e Izanagi en el más allá

El encuentro de Izanami e Izanagi en el Yomi es uno de los momentos más dramáticos en la mitología japonesa. Izanagi, incapaz de aceptar que Izanami ya no puede regresar con él, enciende un fuego para verla. Pero al hacerlo, se horroriza al encontrar a Izanami en un estado de descomposición, rodeada de demonios y criaturas de la oscuridad.

Este encuentro marcaría el fin de la relación entre ambos. En su desesperación y horror, Izanagi huye del Yomi, pero Izanami lo persigue, jurando matar a mil personas cada día en venganza. En respuesta, Izanagi promete crear mil quinientas vidas diarias, creando así un ciclo de vida y muerte que persiste hasta el día de hoy.

Izanami, la diosa de la muerte y la oscuridad

Después de su muerte, Izanami se convirtió en la diosa de la muerte y la oscuridad, reinando sobre Yomi-no-kuni. Su figura es tanto temida como respetada en la mitología japonesa, representando el final inevitable de la vida y el misterio de lo que viene después. A pesar de su rol sombrío, también es una figura de equilibrio, jugando un papel crucial en el ciclo de vida y muerte que mantiene en movimiento al mundo.

Anime, manga y videojuegos

La influencia de Izanami va más allá de los antiguos mitos y rituales; también se ha infiltrado en la cultura popular japonesa. Ha aparecido en varias series de anime, manga y videojuegos, a menudo retratada como una diosa poderosa y temida. Entre sus apariciones más notables están en la serie de videojuegos «Shin Megami Tensei», donde es un personaje jugable, y en el manga y anime «Naruto», donde su nombre se utiliza para una técnica prohibida de control de la realidad.

Creencias y costumbres japonesas

La influencia de Izanami se puede ver hasta hoy en las creencias y costumbres japonesas. Muchos rituales y festividades giran en torno a la veneración de la diosa, particularmente en lo que respecta a la vida después de la muerte. Se le ve como una guía para las almas que pasan al otro lado, y su figura se invoca a menudo para brindar paz a los muertos. A pesar de su conexión con la muerte, Izanami también es un símbolo de regeneración, recordándonos el ciclo constante de la vida y la muerte.

No cabe duda de que Izanami es una figura fundamental en la mitología japonesa. Su historia, aunque llena de tragedia y desesperanza, también es una historia de amor, sacrificio y renacimiento. Izanami, a través de su muerte y transformación, nos enseña sobre el ciclo implacable de la vida y la muerte, y sobre cómo cada final es simplemente un nuevo comienzo. En su oscuridad, Izanami es, en última instancia, una diosa de esperanza: una que nos guía a través de la oscuridad hacia la luz al final del túnel.